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Biografías

Alfonso VIII de Castilla

Alfonso VIII de Castilla
Alfonso VIII de Castilla
Alfonso VIII de Castilla. Fue rey de Castilla entre 1158 y 1214. Sus padres fueron Sancho III el Deseado y Blanca Garcés de Navarra, descendiente de Rodrigo Días de Vivar por parte de su madre y de la Casa de Borgoña y el Condado de Barcelona por parte de su padre.

Biografía de Alfonso VIII de Castilla

Nacido en Soria, el 11 de noviembre de 1155, también llamado «el de las Navas» o «el Noble».

Infancia de Alfonso VIII de Castilla

El comienzo del reinado de Alfonso VIII no fue nada fácil. Ascendió al trono con sólo tres años, abriendo un período anárquico, caracterizado por el enfrentamiento entre las poderosas familias de los Lara y los Castro, que lucharon por su tutela y la regencia, junto con Fernando II de León, que ejerció durante algún tiempo la tutela del niño, y aprovechó, al igual que Sancho VI de Navarra, este período para aumentar sus territorios a costa de los de Castilla.

Mayoría de edad (Rey de Castilla)

Cuando alcanzó la mayoría de edad en 1170, Alfonso VIII fue proclamado Rey de Castilla en las Cortes que se convocaron en Burgos, tras lo cual se concertó su matrimonio con Leonor de Plantagenet, hija de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, que aportó el condado de Gascuña como su dote.

Su primer objetivo fue recuperar los territorios perdidos durante su infancia, durante la guerra civil. Para ello hizo un pacto con el rey aragonés Alfonso II el Casto, consiguiendo arrebatar a Sancho VI las regiones que había ocupado poco antes.

Junto con el rey aragonés, Alfonso VIII atacó al navarro Sancho VI en 1173, consiguiendo arrebatarle los territorios que éste había ocupado durante su minoría, tras lo cual reforzó su alianza con Alfonso II, concertando el matrimonio de éste con su tía Sancha de Castilla y Polonia.

Aportaciones de Alfonso VIII de Castilla

Una de sus grandes contribuciones fue la creación del primer estudio general español, el studium generale de Palencia (el germen de la universidad), que decayó después de su muerte. Además, su Corte sería un importante instrumento cultural, que acogería a trovadores y sabios, sobre todo por la influencia de su esposa gascona, Doña Leonor (hermana de Ricardo Corazón de León).

Tras fundar Plasencia en 1186, y con la intención de unificar a la nobleza castellana, relanzó la Reconquista, recuperó parte de La Rioja que estaba en manos navarras y la reintegró a su reino. Establece una alianza con todos los reinos cristianos peninsulares -entonces, Portugal, León, Navarra y Aragón- para seguir conquistando ordenadamente las tierras ocupadas por los almohades.

Estatua de Alfonso VIII

En 1188 conoció en Carrión de los Condes a su primo Alfonso IX, que acababa de suceder a su padre Fernando II como rey de León. Ambos monarcas firman un pacto de buena voluntad que Alfonso VIII romperá pronto para aprovechar la debilidad del nuevo rey de León en su propio reino e invadir León y apoderarse de varias ciudades, entre las que destacan Valencia de Don Juan y Valderas. Se inicia un periodo de hostilidades que finalizará el 20 de abril de 1194 con la firma del Tratado de Tordehumos, en el que el rey castellano se compromete a devolver los territorios conquistados y el rey leonés se compromete a casarse con la hija de Alfonso VIII, Berenguela, y si Alfonso IX de León muere sin descendencia, se acuerda la anexión del reino de León a Castilla.

Periodos de estabilidad

Para entonces, la competencia con León también será evidente, lo que se deberá fundamentalmente a cuestiones fronterizas y será una constante a lo largo del reinado, marcada por la firma de diversos tratados, que darán lugar a períodos de estabilidad y buenas relaciones.

Entre los diversos acuerdos que se han celebrado durante estos periodos de estabilidad, destaca el matrimonio entre Alfonso IX de León y la princesa Berenguela, hija de Alfonso VIII, en 1197. Este matrimonio incluía las disputadas fortalezas como dote y dio lugar a un período de tranquilidad. Pero el Papa Inocencio III declaró nulo el matrimonio por razones de parentesco, que se disolvió en 1204, devolviendo a Berenguela a Castilla, lo que deshace el acuerdo de paz y promueve de nuevo los enfrentamientos.

Sin embargo, este matrimonio tuvo una gran importancia más tarde, ya que un hijo de esta unión, Fernando, se convirtió en Fernando III, primero de Castilla (1217), y luego de León, uniendo ambos reinos a la muerte de su padre en 1230.

Declive del poder musulmán

Otra constante del reinado fue la política con respecto a Al-Andalus. En primer lugar, Alfonso VIII trató de evitar que Aragón se extendiera a las zonas de influencia castellana, especialmente a las dominadas por el llamado Rey Lobo, que mantenía un reino almohade independiente en Murcia-Valencia-Albarracín.

La expansión hacia el sur de Aragón provocó enfrentamientos que terminaron con la firma del acuerdo de Cazola en 1179 con Alfonso II el Casto, rey de Aragón, por el que se dividieron los territorios musulmanes y se delimitaron sus respectivas áreas de expansión: Castilla concedió libre y perpetuamente al monarca aragonés todo el reino de Valencia, incluyendo las ciudades de Valencia, Játiva y Dénia, hasta el puerto de Bihar (Alicante), y el monarca aragonés hizo lo mismo con todas las tierras situadas más allá de dicho puerto. Con este tratado se prefiguraron ya los que serán, a partir del siglo XIII, los grandes reinos peninsulares de Castilla y Aragón.

En cuanto a los almohades, principales dominadores del territorio musulmán peninsular en esta época, los enfrentamientos se alternaron con resultados diferentes, con paz y treguas, en momentos en que la neutralidad almohade era necesaria para Castilla, concentrada como lo fue en sus enfrentamientos con León y Navarra.

En 1177 los almohades continuaron acosando las tierras fronterizas de Castilla y atacaron Uclés. Esto debió decidir a Alfonso VIII a asegurar sus posiciones en las tierras de Cuenca, conquistando esta ciudad ese mismo año, para lo cual fue asistido por Alfonso II de Aragón.

En los años siguientes continuaron las campañas por las tierras andaluzas y la expansión de las conquistas en la zona del Júcar (1183-1185). Alarmados por esto, los almohades y en vista del peligro que representaban, el califa Abu Yacub pasó a la Península, desembarcando en Tarifa con un gran ejército y declarando «la guerra santa contra los cristianos» (1195).

Muerte de Alfonso VIII de Castilla

Alfonso VIII murió el 6 de octubre de 1214, dejando como heredero a Enrique I, que accedió al trono con sólo 10 años, y cuya muerte prematura en 1217, hará que su hija Berenguela, que en el acto de proclamación renunció al trono en favor de su hijo Fernando, esté con Alfonso IX. Éste, al igual que Fernando III, unirá bajo su cabeza las coronas de Castilla y León, iniciando así el último viaje del Reino de Castilla. El arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada registró su muerte en su obra De rebus Hispaniae:

«Habiendo completado LIII años en el Reino, el noble Rey Alfonso, llamó al Rey de Portugal su yerno para reunirse con él; y habiendo comenzado su viaje a Plasencia, última ciudad de su dominio, comenzó a caer gravemente enfermo en cierta aldea de Arévalo llamada Gutierre Muñoz, donde últimamente, agravado por una fiebre, terminó su vida y enterró con él la gloria de Castilla, habiéndose confesado previamente con el Arzobispo Rodrigo, y recibió el Alto Sacramento del Viático, asistido por Tello, Obispo de Palencia, y Domingo, de Plasencia. «

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