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Biografías

Augusto Leguía

Augusto Leguía
Augusto Leguía
Augusto B. Leguía. Político peruano.

Síntesis biográfica


Estudió la escuela primaria en Lambayeque, y luego se trasladó a Valparaíso (Chile) para estudiar comercio. A su regreso a Perú, comenzó su vida profesional en Prevost y Compañía. Cuando estalló la guerra en 1879, se alistó en el ejército y luchó en las batallas de San Juan y Miraflores.

Más tarde volvió a su trabajo en Prevost y en New York Insurance; en nombre de esta compañía viajó a Ecuador y a los Estados Unidos. Finalmente, comenzó su propia carrera empresarial, lo que le permitió, en el transcurso de unos pocos años, llegar a ser económicamente cómodo y socialmente exitoso. Leguía debutó en la arena política como miembro del Partido Civil, que en ese momento estaba liderado por Manuel Candamo. Durante su gobierno y el de José Pardo, Leguía fue Ministro de Hacienda. En 1907 lanzó su propia candidatura presidencial, apoyada por su partido.

Llegó a la presidencia en septiembre del año siguiente, y poco después comenzaron los problemas. Los seguidores de Nicolás de Piérola lo tomaron prisionero en el palacio el 29 de mayo de 1909, obligándolo a renunciar después de haber sido llevado por las calles de Lima al Congreso; pero finalmente fue liberado por la acción de un pelotón militar. La inestabilidad política, sin embargo, marcaría el resto de su administración. En el campo de la política exterior, Leguía buscó resolver los conflictos con Ecuador, Brasil y Bolivia, y cortó las relaciones diplomáticas con Chile; por otra parte, dio especial importancia al desarrollo de la agricultura y la minería. En 1912 entregó el gobierno a Guillermo Billinghurst; al año siguiente se exilió a Panamá.

Cuando en 1919 José Pardo concluyó su mandato presidencial, Leguía reapareció en el primer plano de la escena política peruana. Volvió a lanzar su candidatura, con el apoyo del Partido Constitucional y de algunos sectores del civilismo. Leguía ganó las elecciones, pero sin esperar el traspaso del poder, y con el apoyo de los militares dirigidos por el Coronel Álvarez, en julio de 1919 dio un golpe de Estado y depuso a Pardo.

Aspecto internacional


Las relaciones con Chile, ya tensas por el problema pendiente de las provincias cautivas de Tacna y Arica, se complicaron aún más por el llamado «incidente de la corona». Bajo el anterior gobierno de Pardo, la Cripta de los Héroes de Lima había sido inaugurada en honor de los caídos en la Guerra del Pacífico, ocasión en la que el ministro chileno José Miguel Echenique Gandarillas ofreció en nombre de su país una corona de laureles de bronce para ser colocada en la Cripta. El canciller peruano de entonces consideró un deber de cortesía aceptar el ofrecimiento, pero tras el cambio de gobierno de 1908, el nuevo canciller Melitón F. Porras rechazó tal homenaje, ya que no respondía sinceramente al sentir de Chile, en un momento en que se atentaba contra los habitantes peruanos de las provincias cautivas del sur. El ministro chileno se retiró ofendido por su país y las relaciones diplomáticas entre ambos países se rompieron.

Al mismo tiempo, se intensificaron los conflictos fronterizos con Bolivia, Brasil, Ecuador y Colombia. Hay serios indicios de que detrás de todos ellos estaba Chile como instigador, que incluso llegó a proporcionar armas a Ecuador en medio de la tensión peruano-ecuatoriana de 1910.

Con Bolivia existía peligro de guerra, tras el laudo arbitral del presidente argentino José Figueroa Alcorta, que determinó la frontera entre Perú y Bolivia. Las turbas bolivianas atacaron la legación peruana en La Paz y se movilizaron fuerzas militares a ambos lados de la frontera, pero felizmente se reiniciaron las conversaciones, que culminaron con la firma del Tratado Polo-Bustamante (17 de septiembre de 1909), en el que ambas partes acordaron la ejecución del laudo arbitral.

Con el Brasil, los límites se fijaron definitivamente en el Tratado Velarde-Rio Branco, firmado entre el canciller brasileño José María da Silva Paranhos de Rio Branco y el plenipotenciario peruano Hernán Velarde (8 de septiembre de 1909).

Con el Ecuador la situación fue más crítica porque este país se negó a aceptar el laudo arbitral del Rey de España, que aún no se había dictado, pero cuyo contenido se conoció y que aparentemente era contrario a los intereses ecuatorianos. La prensa ecuatoriana inició una violenta campaña para desacreditar el arbitraje. Los días 3 y 4 de abril de 1910 se produjeron graves violaciones contra las legaciones peruanas en Quito y Guayaquil. Incluso se movilizaron tropas de ambos bandos, pero la intervención de Estados Unidos, Brasil y Argentina impidió la guerra (22 de mayo de 1910). Ante la actitud ecuatoriana, el rey de España se inhibió de pronunciar sentencia, por lo que el problema de la frontera quedó pendiente.

Con Colombia se llegó a un enfrentamiento armado, después de que las tropas colombianas ocuparan la margen derecha del río Caquetá en territorio peruano y se negaran a abandonarlo. El ejército peruano, comandado por el coronel Óscar R. Benavides, derrotó a los invasores en La Pedrera y ocupó Puerto Córdoba (1911). Sin embargo, en cumplimiento de un acuerdo firmado en Bogotá días antes de esa reunión de armas, el Perú desocupó Puerto Córdoba y reconoció La Pedrera como puesto colombiano.

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