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Biografías

Isabel de Farnesio

Isabel de Farnesio
Isabel de Farnesio
Isabel Farnesio (1692-1766). Princesa de Parma, única hija de los Príncipes Herederos de Parma, Eduardo II (1666-1693) y Sofía Dorotea de Neoburgo (1670-1748). En 1714 se casó con Felipe V e Isabel se convirtió así en la segunda reina española de origen italiano.

Biografía de Isabel de Farnesio


Hija de Eduardo Farnesio y Dorothea Sofia de Neo-Burg, pasó los primeros años de su vida en Parma donde recibió una cuidadosa educación. Gracias a las negociaciones llevadas a cabo por el futuro cardenal Alberoni, Isabel se casó con el monarca español Felipe V a finales de 1714. Tras su llegada a España, la reina pudo imponer sus puntos de vista a su marido, que siempre se desinteresó de los asuntos de gobierno.

Así, durante sus años de reinado, se obstinó en recuperar los territorios italianos perdidos durante la Guerra de Sucesión Española para asegurar el futuro de sus hijos, por lo que cambió completamente la orientación que la política española había seguido hasta ese momento y fue el principal impulsor de la firma del Primer y Segundo Pactos Familiares. Tras la muerte de su marido en 1746, Fernando VI subió al trono y ella se vio obligada a retirarse, aunque tras la muerte de éste sin herederos en 1759, se hizo cargo del reino durante unos meses como regente, en nombre de su hijo primogénito Carlos III, al que asesoró hasta su muerte.

Los primeros años


Hija del entonces heredero del Ducado de Parma, el príncipe Edward Farnese y Dorothea Sophie de Neo-Burg, Isabel pasó los primeros años de su vida en su ciudad natal, donde creció rodeada de comodidades. Apenas conoció a su padre, que murió en 1693, cuando ella tenía aproximadamente un año, por lo que Isabel estuvo primero bajo la tutela de su abuelo, el duque Ranuncio II (1630-1694), y poco después de la de su tío, también duque de Parma desde 1694, Francisco (1678-1727), que se convirtió en su padrastro después de casarse con su madre.

Isabel recibió una cuidadosa educación como corresponde a una joven de su posición, en la que no se descuidó ningún detalle. Así, durante su infancia y juventud, estudió gramática, retórica, historia y geografía con algunos de los preceptores más prestigiosos de la época. También hay que señalar que el aprendizaje de diferentes idiomas ocupó un lugar predominante en su educación, lo que la llevó en su juventud a dominar casi con total corrección siete idiomas, entre ellos, además del español, el latín, el francés y el toscano.

También como era habitual en la época Isabel de Farnesio tuvo una notable formación artística, que la llevó a recibir desde su infancia clases de baile, de música, en las que aprendió a tocar el clavicordio con gran facilidad; y de pintura, actividad artística en la que parece que adquirió gran maestría gracias a los cuidados de su maestro, el pintor Avanzini.

Así pues, todo parece indicar que Isabel, tras sus años de formación, se convirtió en una joven culta, dotada, además de una gran inteligencia, de un amplio sentido político en su calidad de futura heredera del ducado de Parma, título que recibió en el año 1727 debido a que ninguno de sus tíos tenía descendencia.

Desde su juventud patrocinó la obra de numerosos artistas, como era costumbre en su familia, y fue una lectora empedernida durante toda su vida, afición que la llevó a adquirir una importante colección de libros, que con el paso de los años se convirtió en una de las bibliotecas más importantes de Europa en ese momento.

Los últimos años


Los últimos años de la vida de Felipe V estuvieron marcados por su profunda inestabilidad mental, lo que no impidió que Isabel pasara la mayor parte del tiempo con él, como lo había hecho desde su matrimonio. Pero a pesar de la precaria salud de Felipe V, Isabel no pudo o no quiso congraciarse con el heredero, por lo que tras la muerte del rey el 9 de julio de 1746, se vio obligada a retirarse de la vida pública.

Desde julio de 1746 hasta agosto de 1759 Isabel llevó una vida ordenada y alejada de toda responsabilidad en el palacio de La Granja de Segovia, donde había pasado largas temporadas con su marido. Poco se puede destacar de estos años, salvo la extensa correspondencia que mantuvo con sus hijos, especialmente con su primogénito Carlos, al que siempre estuvo muy unida.

Finalmente, en agosto de 1759, Isabel abandonó su retiro porque tras la muerte de Fernando VI, el nuevo monarca, que fue coronado como Carlos III, pidió a su madre que se ocupara de los asuntos del gobierno como regente, propuesta que no rechazó. Así, entre los meses de agosto y diciembre del mencionado año 1759, Isabel preparó con entusiasmo la llegada de su hijo, que estaba muy contento con su trabajo y la mantuvo con él mientras la reina viuda tenía fuerzas.

El último deseo de la reina Isabel de Parma fue que, tras su muerte, su cuerpo descansara junto al de su marido Felipe V. Éste había decidido que sus restos descansaran en la colegiata del Palacio de la Granja, palacio que ellos mismos habían mandado construir y donde parece que vivieron sus momentos más felices.

Muerte


Isabel de Farnesio murió en el palacio real de Aranjuez a la edad de 73 años, el 11 de julio de 1766, después de haberse retirado de la vida pública unos meses antes, llena de dolencias debido a su avanzada edad. Sus restos mortales fueron depositados junto con los de su marido en la colegiata del palacio de La Granja.

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